Muchas veces no estamos seguros como padres si lo estaremos haciendo bien con nuestros hijos, si es necesario castigar, reñir cuando nuestros hijos se enfadan o montan una rabieta en cualquier lugar. Lo más importante, siempre, es tratar de no perder la calma en aquellos momentos en los que nuestros hijos están inmersos en una gran rabieta.
Soy consciente de que, en algunas ocasiones, no seremos capaces de llevar a cabo lo que hoy os proponemos, pero debemos intentar que así sea. Por tanto, vamos a ver algunas de las estrategias que podemos utilizar para tratar de controlar las rabietas de los niños o cuando estos han mostrado malas conductas, se han portado mal.
1. Ignorar las conductas inadecuadas
Esto puede parecer una locura, especialmente si el niño está gritando en mitad de un lugar público. Pero es importante que, en el 98% de las ocasiones hagamos como si esta conducta no se estuviera dando, aunque griten o pataleen.
Si respondemos a su conducta inadecuada con atención comenzará a aprender que conseguirá que le hagamos caso siempre que tenga un mal comportamiento.Lo que queremos es justo lo contrario, que se porte bien.
2. Los castigos
Castigar no está mal siempre y cuando el castigo sea proporcional a la mala conducta y, lo más importante, lo cumplamos. Esto puede parecer muy obvio pero no siempre lo hacemos.
Los castigos deben ser:
- Educativos, tienen que enseñar algo y eficaz. Con él evitamos que no se vuelva a repetir la conducta.
- Son consecuencias, nunca amenazas ni deben asustar al niño.
- Deben ser reales.
- Deben ser una consecuencia a una acción concreta.
- Deben tener un inicio y un final concretos.
- El niño debe conocer qué castigo tendrá determinada conducta y cumplirlo.
- Debe ser proporcional al comportamiento.
Un buen castigo: tienes 20 minutos para recoger tu habitación si no lo haces hoy, por la noche, no podrás ver la televisión con nosotros.
Un mal castigo: si castigamos a nuestro hijo diciéndole que no va a ver la televisión hasta final de curso estaremos planteando un castigo desmesurado e irreal. Porque ni la mala conducta habrá sido para tanto ni nosotros vamos a cumplir este castigo. Por ello no servirá para nada.
También debemos tener en cuenta que nunca debemos castigarlos a leer una hoja más del libro, a escribir o a hacer la tarea. Si lo hacemos el niño asociará la lectura y la escritura como un castigo.
3. Recompensar cuando se porte bien.
El niño debe ser recompensado inmediatamente siempre que se comporte de la forma esperada y acordada. Por eso es muy importante redactar y explicar qué pasará cuando hace algo que no está bien o algo que sí lo está. En el momento en el que la rabieta baje en intensidad reforzaremos diciéndole al niño que lo está haciendo muy bien, que se está tranquilizando. De esta manera comprenderá que nuestra atención la recibe cuando está tranquilo.
4. El niño debe tener claro siempre qué se espera de él.
Por ello habrá que decirle qué es lo que tiene que hacer, en orden y de forma paulatina. Si le damos muchas órdenes, todas a la vez, no conseguiremos nada. Nos frustraremos y se frustrarán.
No podemos decirle 100 cosas al mismo tiempo porque no hará ninguna. De una en una, al principio, después iremos aumentando.
5. El tiempo fuera
Esta técnica es muy eficaz, especialmente, si los padres notamos que estamos perdiendo el control. Consiste en irnos de la habitación nosotros o enviar a nuestro hijo a un lugar libre de estímulos para que se pueda tranquilizar. Es recomendable que este lugar haya sido pactado y elegido previamente.
No debemos abusar de esta técnica. La utilizaremos cuando aparezcan conductas molestas, agresivas o violentas. Ejemplos de conductas pueden ser: gritar, no parar de llorar, empezar a responder o a meterse con alguien, insultar, pegar, etc.
6. Reñir al niño
Reñir es una de las técnicas que más utilizamos los padres, pero debemos aprender a hacerlo correctamente. Algunos puntos a tener en cuenta son:
- Reñir en privado
- Reñimos de una firme, sin perder los papeles y sin gritar, aunque parezca difícil. Recordad que son niños y que la mayoría de las veces no hay maldad en sus acciones.
- Reñiremos justo después de la mala conducta. Si están en plena rabieta solo les diremos: no me gusta este comportamiento, cuando te tranquilices hablaremos.
- Si el niño llora después de la reprimenda, esperaremos un poquito, que se haya tranquilizado para ir donde esté y consolarle.
- La riña no debe durar mucho y no tenemos que entrar en discutir. Le decimos lo que ha hecho mal, por qué lo ha hecho.
7. La técnica del disco rayado
Consiste en en repetir, tantas veces como sea necesario, nuestra negativa a la petición del niño. Funciona muy bien con aquellos niños que no aceptan bien el no. Lo haremos con un tono relajado y firme, sin enfadarnos.
Simulamos que prestamos muy poca atención a la petición del niño, siempre repetimos las mismas palabras. Si realiza la acción que no le dejamos hacer, entonces pondremos en práctica un castigo o consecuencia.
Ejemplo:
En el caso de Pablo, cuando insiste en picar algo antes de la cena, le explicaremos nuestra decisión de forma razonada UNA SOLA VEZ: “no puedes comer chocolate antes de la cena porque te quitará el apetito y luego no querrás el pescado”.
A partir de ahí, como respuesta a sus súplicas, se le repetirá nuestra negativa de una forma breve “No comerás nada antes de la cena”. No importa lo creativos que se vuelvan sus argumentos, nos limitaremos a repetir “No comerás nada antes de la cena”.
¿Vuestros hijos tienen muchas rabietas? ¿Cuál es la peor rabieta que ha tenido? ¿Cómo controláis las rabietas en casa? ¿Alguna vez habéis perdido los nervios?

ESCRITO POR Maite Gil
Autora del blog Creative Mindly y multiplicadora de horas. Me encanta la decoración, el diseño y las buenas ideas.